
La Junta de Extremadura creó hace varios años esta figura de protección para los árboles más emblemáticos de la región.
Para que un árbol sea declarado como singular debe ser un ejemplar sobradamente conocido y valorado por la población de la localidad donde se encuentre, de avanzada edad y un tamaño fuera de lo corriente. El Romanejo fue uno de los ocho primero en obtener dicha declaración. Y es que, como se verá, el roble más grande de Extremadura reune con holgura todos los requisitos:
- su superficie de copa es de más de 800 metros cuadrados
- sobrepasa los 26 metros de altura
- el tronco tiene un perímetro en la base de casi 100 metros
- en cuanto a la edad, se le calculan unos 600 años.
Y cualquier vecino de Cabezabellosa a quien preguntemos nos hablará con orgullo de su árbol. La declaración de árbol singular conlleva la conservación de los ejemplares en armonía con los usos, derechos y aprovechamientos tradicionales, así como el desarrollo de actividades educativas, científicas, culturales, sociales y económicas compatibles con la protección
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